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Al grano. Sin rodeos... es
mejor que lo sepas cuanto antes:
La culpa es de ellas, tal
vez un poco mía pero sobre todo de ellas.Y tú piensas mientras arrugas el ceño con leves ganas de dejar de leer... ¿culpa de qué, hija?
-De todo, culpa de todo,
buen samaritano y lector... atractivo, guapo y maravilloso Siempre hay que
echar la culpa a alguien, por eso existen tantos abogados, juicios, querellas,
sinsentidos, audiencias y Jorges Javieres. Y pelotas, pelotas muchos.
Hace millones de años, en algún país alejado
de políticas, recortes, gran hermano vip, supervivientes y Podemos con todos
los Ciudadanos del corral... apareció escrito la ingeniosa frase La culpa
siempre la tienen ellas, y juro por Dios que la cajera alemana del Merkeldona
todavía no tenía un euro, ni Belén Esteban monedero que estaba claro que iba a dimitir;
ni siquiera llevaba coleta Pablo Iglesias. Pero la frase se quedó ahí,
perpetuada en un mundo fabricado de costumbres y tópicos.
En esta colección de
pequeños relatos vamos a soñar y reírnos recordando aquel amor imposible que
nos partió el corazón, aquellas vacaciones tan bien preparadas, o aquel hombre
al que nunca olvidaremos; vamos a apatrullar la ciudad, las ovejas, el mus, ¿el
oeste?, ese hijo que nunca se está quieto; tantas y tantas cosas, y alguna
carcajada.
Porque... ¿La culpa
siempre la tienen ellas? Quizás; al menos nosotras ponemos toda la carne en el
asador, sin necesidad alguna de trabajar de cajeras en Alemania ni pasar una
temporada en la casa de Guadalix.
¿Qué no?
Entra, lee y me cuentas.
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