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domingo, 3 de mayo de 2015

Epidemia


Puerta del Sol, Madrid. Faltan diez horas. 
 

La pareja de municipales les amonesta. Ellos no entienden por qué, sólo hablan, no tienen la culpa de que la gente quiera escuchar. Es inaudito. Una ciudad llena de prisas, donde se pisa a cualquiera por llegar el primero a... a cualquier sitio, lo importante es llegar antes que nadie, y sin embargo, aquella mañana los viandantes se estaban volviendo locos. La aglomeración de gente crece. Nadie presta atención al llanto del móvil, ¡¡nadie lo lleva pegado a la oreja !. Escuchan y hablan mirándose a los ojos.
-Pide refuerzos Matías, aquí se cuece algo gordo- le dice un municipal a su compañero por el walkie-talkie aun encontrándose uno junto al otro. 

Central Park, New York. Faltan cinco horas.

- ¡Rápido para ! ¡aquí mismo coño !
Charles y su compañero se dirigen medio corriendo, acariciando la porra con una mano mientras que con la otra se aseguran del lugar de su pistola, hacia el tumulto inusual de ciudadanos. El sol adorna la mañana, el aroma de los multicolores puestos de flores embriaga los sentidos, los solícitos depen... ¿ dónde están los dependientes?
-¿Qué pasa aquí ? ¡¡Abran paso!! ¡¡Abran paso a la ley, y usted conteste al móvil coño.
- No es el mío señor, el mío lo apagué.
- Smithy, vuelve al coche patrulla y pide refuerzos.

Zona portuaria, Hong Kong. Faltan dos horas.

Las prisas se han detenido. Un manto cálido de luz arropa la ciudad. Viejos y jóvenes pescadores, niños, mamas con su cesta en el brazo, ejecutivos de recios bigotes... hasta los perros quieren escuchar. Hacia el grupo, bajando una pedregosa callejuela, caminan dos policías pero antes de llegar, el grupo ha crecido en demasía. Ho Chi Minh mira a su compañero.
-honolable, Fe Minh Chú, habel que buscal ayula - le decía mientras se inclinaba ante su compañero.

Noticias de la BBC. Faltan veinte minutos.

Y una noticia curiosa para cerrar el informativo, ésta noche se producirá el primer eclipse de luna de este siglo como ya saben, pero durante el día de hoy se ha extendido un burdo rumor: el encuentro con el antídoto de la incomunicación no existe, por lo tanto no se producirá durante el eclipse ni nada caerá del cielo. Quien está incomunicado es porque quiere. Les informó Ann Garreng.
-¡Eres fantástica, la mejor, the number one!
Ann se volvía con ojos radiantes para agradecer las palabras de su jefe, pero él seguía acariciando y vitoreando a la cámara.
-¡¡Qué nitidez!!  

La presentadora abandonó los estudios de televisión.
El eclipse duraría cien minutos.
-¡ya ha empezado, si por lo menos se viera desde Londres!

Caminaba mirando al suelo... ¡a veces se sentía tan pequeña!

No vio el haz luminoso que cayó varios metros detrás de ella. Envuelta en la soledad de la noche, se quitó sus elegantes zapatos y empezó a saltar de charco en charco. El agua traspasaba sus delicadas medias de seda. La caricia de una tenue sonrisa se extendía por sus venas cuando observó que un niño, de indefinida edad, bañado en luz se acercaba hasta ella y le decía esperando la respuesta: ¿Cómo va todo?

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